De sobra es conocida la gran labor de los perros guía para personas invidentes. Gracias a estos animales, las personas ciegas pueden ser independientes.
Pero no sólo existe la figura del perro guía. Otras personas con diferentes minusvalías o problemas de salud necesitan de un perro de asistencia para su día a día, incluso para preservar su integridad física.
Estos animales son, hoy en día, una institución gracias a la imagen de compañeros del hombre que se han labrado. Guiar a personas con discapacidad visual, ayudar a personas con discapacidad física a coger objetos del suelo, tirar de la silla, negociar bordillos, encender luces, abrir puertas, arropar, dar aviso a sus propietarios con discapacidad auditiva, mejorar la interacción social de niños con autismo, son algunas de sus misiones entre las que destaca la de hacer compañía, proporcionar apoyo, y alegrar la vida del dueño.
Pero, a pesar de ser sus cinco sentidos, estos perros no pueden entrar en lugares públicos, al contrario de lo que ocurre con el perro guía para invidentes, con lo que sus usuarios ven mermada su independencia.
Por ello, solicitamos a la Junta de Andalucía que regule la figura del perro de asistencia como ya han hecho comunidades como Madrid y Cataluña, y garantice el acceso a los lugares, alojamiento, establecimientos, locales y transportes públicos a las personas que tengan la necesidad de usar un perro de asistencia.
Es deber de los poderes públicos procurar la igualdad real de las personas disminuidas física, psíquica o sensorial, algo que sin la ayuda técnica de estos animales sería muy difícil.